A solo unos pasos del centro, donde la vida vibra entre colores, surf y sabores, pero lo suficientemente lejos para que la calma te abrace cada día. Aquí, la tranquilidad se vuelve parte de tu rutina.

Cada residencia acompaña tu forma de vivir en Sayulita: cocina, comedor y sala conectan con una terraza privada y alberca, creando un espacio ideal para compartir y relajarte. Cuenta con dos baños completos, medio baño, área de lavado, bodega y estacionamiento. En lo alto, tu recámara principal con terraza propia y vistas a la selva, el mar y el cielo de este rincón mágico.

Los materiales hablan el lenguaje del lugar: mármol, granito, pisos cerámicos, parota sólida, piedra natural y detalles que combinan lujo discreto con esencia local.